¡MI PAISAJE INTERIOR!
"Nací último al interior de una típica familia cochabambina. El
padre biológico fue un chacarero, trabajador y cuidadoso en conservar
principios educativos superiores. Raza de bronce y originario, fue el señor
patrón “raja-diablo” del Medioevo regional. Acostumbrado a ordenar y a imponer
su voluntad sobre otros seres, cubrió su periplo humano hasta la senectud; fue
un centenario con equilibrio psicológico y jerarquía.
La
madre, supeditada a él desde pequeña, aprendió a luchar por la existencia; de
niña huérfana pasó a patrona siendo aún adolescente. De inteligencia viva
ordenó y construyó un hogar modelo a pesar de la diversidad de los caracteres
psicológicos de cada integrante en la familia, poseía un gran carácter y una fuerte
pero rica personalidad.
El
padre espiritual, el alter ego, el maestro, el referente modelo de existencia, se
llamaba Alberto Cornejo Solíz; un ser maravilloso pletórico de bondad y de poesía.
Fue el hijo mayor y tenía una historia extraordinaria de sucesos: socialista,
soñador a ultranza, maduró su existencia imaginando un mundo feliz, aquel que
imaginó Alex Munthe. Un nuevo planeta adobado de ingredientes estructurales
donde la sociedad humana privilegiará los mejores valores espirituales. Vladimir
Ilich Lenin repetido y renovado construyendo el neo-Marxismo y la dialéctica
científica del brazo de Mario Rodríguez Cobos, SILO, enriqueciendo con su neo-humanismo
contemporáneo el “Camino” y “Humanizando la Tierra”. Habrán multiplicados
Nerudas floreciendo en poesía, la inteligencia puesta al servicio humano, y el
poder íntegramente entregado al pueblo en su necesaria Democracia. Luego, la
justicia social, el Comunismo en su etapa superior enriquecido también con el
bello mensaje de Jesús, el carpintero Dios. Ese fue su ideario político, su
herencia ideológica que plasmó en mi existencia. Mas, Alberto, siempre asumió,
cual Beethoven, que la bondad es la virtud mayor; también el apego respetuoso a
la Naturaleza, por ello fue admirador amanuense del gran panteísta Man Césped.
Con él aprendí a recitar el notable verso regional: "Madre Naturaleza… vuélveme árbol y seré como esos seres
imperturbables y sencillos. Y como ellos sólo amaré la luz y no tendré otro
deseo que el agua clara…". En la humildad de su niñez e infancia emergió
gigante como Hombre de Leyes, docente universitario y alcanzó a Decano y Rector
e la Universidad Mayor de San Simón. Maestro y benefactor sublime. Lo recuerdo
con amor filial y cuando se requiere construir la Patria renace en mi corazón.
Retornando
a mi historia, logrado el Bachillerato en el Colegio de La Salle, partí a Chile
para cursar la formación universitaria a doctorarme de médico…”para servir a los pobres” sentenciaba
Alberto, el educador. En Santiago conocí la pobreza, bajo los puentes del
Mapocho y en las poblaciones callampas de miseria. Allá hice mía la ideología
socialista del pueblo obrero de Chile. Aprendí a amar la poesía de Pablo
Neruda, de Gabriela Mistral, de Vicente Huidobro y ya médico cirujano, trabajé
en la Pampa Grande nortina (antiguo Litoral de Atacama boliviano) donde comprendí
el valor del obrero minero del salitre, lo amé y serví en su pobreza y en sus
ansias de justicia. Fui recompensado con su abierta gratitud.
Me
incorporé a la legión de luchadores de la izquierda con Allende, el presidente
inmolado; con Lafertte, el dirigente del salitre, con Volodia Teitelboin el
gran escritor. Y retorné a la patria donde aprendí a reconocer la significación
de la política partidaria, nefasta, pues una noche me echaron de Guabirá, familia
y todo, por haber trabajado con absoluta honestidad y haber descubierto la
corrupción en salud que perjudicaba a la empresa de la Corporación Boliviana de
Fomento; fui declarado “enemigo de la clase trabajadora” por la asamblea sindical
dirigida por un dirigente de los clásicos del MNR. Fue una reacción interesada
e innoble organizada por las autoridades del partido de la “revolución” y
secundada por Hugo Bánzer, entonces presidente de la Cámara Júnior.
En
Cochabamba, atendí y cerré los ojos a todos mis mayores entrañables, los padres
Donato y Carmen; los hermanos del corazón Alberto y Lily. En mi ciudad natal emprendí
el camino profesional de cirujano entregado al servicio de los asegurados en la
Caja Nacional de Salud, me convertí en un obrero más de la salud socializada. En
la institución ascendí hasta ganar la Jefatura de Cirugía y la Dirección Regional,
mediante concursos y exámenes de competencia que no siempre fueron respetados.
En la
Universidad Mayor de San Simón logré, en una larga carrera de concursos y
exámenes periódicos, cumplir 42 años de docencia apenas interrumpida unos meses
por la transferencia de trabajo al Hospital Obrero Nº 1 de La Paz. Cuando me jubilaron
en la CNS, fui invitado a ocupar el cargo de Jefe del Departamento de Cirugía
en la facultad de medicina. Entonces
gané otro titulo de Magister en Educación Superior en Salud; presidí el
primer Comité de Bioética facultativo, debí llegar a Decano, en la elección
entre el suscrito y el Dr, Alfredo Arnéz, gané en votos docentes pero perdí por
15 votos de estudiantes; trabajé intensamente dedicado a una educación
constructivista hasta el descanso pedagógico forzado ordenado por un decano
elegido que a pesar de ser familiar próximo, hirió administrativamente mi
sangre y el de mi primogénito.
Ocupé
cargos jerárquicos como Presidente y Fundador Nacional de varias instituciones
científicas: Sociedad Boliviana de Cirugía, Sociedad de Historia de la
Medicina, Academias de medicina y cirugía. Titular del Medio ambiente (CODAC),
Presidente de la Unión de Poetas y Escritores de Cochabamba y de la Sociedad
Boliviana de Escritores (SODESBO). Por esa actividad publiqué numerosos
artículos científicos y de otra índole en revistas nacionales y extranjeras.
El amor
a la poesía, a las letras y al ensayo reflexivo me inclinaron, para siempre y
desde pequeño, al arte literario. Pero, sobre todo, soy cultor de la Bioética,
la ciencia moral que relaciona, en puente de enlace, la medicina con todas las
artes y ciencias de la vida. He practicado como Senador la biopolítica y he
estudiado con placer la filosofía, la antropología, la sociología. Gracias a la
Bioética he conocido a los seres más vigorosos de espíritu en todos los países
de nuestra América, y también, en la península Ibérica, valores humanos con
quienes cultivo mensajes de fraternidad que enriquecen el espíritu; nombro a
Oswaldo Chaves de Ecuador y a Ludwig Schmidt de Venezuela, los grandes maestros
sobresalientes.
A los
pies del Aconcagua, en la frontera de Chile y Argentina, escuché la bella
arenga de SILO, Mario Rodríguez Cobos, el creador del Neo Humanismo, continuador
del Nobel Prigogine; con él gané hermanos humanistas en todos los continentes, se
trata de otra línea de siembra y cosecha.
Desde
Brasil me llega semanalmente lecciones de espiritualidad del Maestro Leonardo
Boff, mi guía en la búsqueda y el encuentro con Dios y con el renovado mensaje
cristiano.
Diariamente
me contactan almas buenas como Hugo Bilbao La Vieja Antezana, un profesional que fue Juez recto, probo y sabio. Desde la
UNESCO se allegó a mi alma otra amistad selecta, Fernando Laredo Aguayo,
riquísimo en experiencias diplomáticas y en cultura enciclopédica. Desde
Rosario, Argentina un primo hermano médico Julio Rodríguez Arauco, me envía su
voz sonora de arpegios e incitaciones a la investigación y al afecto. Desde la
Capital de Bolivia, Sucre, un entrañable colega, cultor de la historia y de la
ciencia, el Dr. Antonio Dubravcic Luksic departe conmigo maravillosas páginas
de la historia nacional. En Cochabamba, seres dignos como Arturo y Eduardo
Galindo Granchand, Jaime Aparicio Quiroga, llenan mi existencia de sabrosa
amistad. Y multitud de seres de privilegiados valores, integrantes de la Unión
de Poetas y Escritores, de la Sociedad de Geografía e Historia, me otorgan sentido
a la existencia; entre las relevantes nombro a Guillermo Razo, Gaby Vallejo,
Jaime Zabaleta, Oscar Arze Quintanilla y a los tan queridos ausentes Mario Lara
López, Martha Urquidi Anaya, Washington Vargas Fano, y tantas maravillosas
personas que poblaron mi ciudad interior y que continúan vigentes ofreciéndome sus
afectos.
Soy inmensamente
feliz en el sagrado hogar, agradecido a una dulce compañera María Teresa Reyes
Blanco, integrante de una familia de nobleza moral y raíces de historia nacional
fecunda. Mi esposa se distingue por tener una personalidad rica en armonía
psicológica, solicitud afectiva y notoria inteligencia; ella supo educar a los hijos primeros en santidad de amor, y me
regaló otros dos tesoros de sobresaliente profesionalidad.
Describo
también otros tesoros: Lily Florencia, estudió sociología, desde pequeña
maternal, trabajadora y pródiga en virtudes; Gastón Marcelo, cirujano artista,
de alma bondadosa, laborioso e infatigable cirujano; María Lourdes, médica y cirujana
de habilidades artísticas, valiente y digna; Alberto, eficiente abogado
entregado a la Fiscalía en Santa Cruz, gran figura de alma tierna; Daniel,
ingeniero, de superior inteligencia y práctica profesional; Andrés, novel
arquitecto de bonhomía, ternura y simpatía incomparables. Una esposa, seis
hijos de bien y nueve nietos en crecimiento que llenan las páginas del amor en
mis vivencias personales.
Cuántos
triunfos y cuántos fracasos registrados en mi periplo vital. No hubo
alternativa en la profesión: la salud triunfante o la muerte en la derrota; y
siempre en torno mío la pesada cruz que porta el cirujano sobre la espalda, en la
permanente lucha contra el dolor y el sufrimiento.
Y en la
brega diaria, la apremiante necesidad de contar con herramientas útiles
mediante el estudio y el esforzado aprendizaje cotidiano, burilando la arcilla
humana, mientras mente y corazón aplastan a la bestia que cargamos dentro y que
pugna por salir constantemente; lo primitivo de nuestra filogenia.
El
tiempo terco e inexorable fue dejando huellas de maduración y entereza en mi
figura humana; los deltoides y las aletas dorsales, otrora magníficas, hoy se revelan escuálidos; la
columna dorsal tiende a inclinarse y los pasos marciales de antaño entran en
marcha forzada de difíciles apremios. El cristal de luna del espejo declara
inmisericorde el avance inexorable de un camino sin retorno, las canas protestan
su presencia, una por cada dolor en la transfiguración que anima las
preocupaciones cotidianas. Al evocar a la madre definitivamente ausente, no
puedo dejar de evocar a Constancio Vigyl en su “Erial”: “La vejez viene hacia mí, viene con tu mismo andar, me mira con tus
ojos Yo pienso que eres tú misma; tú que vienes a buscarme y me encuentras
donde me dejaste, eres tú madrecita que me miras y me quieres como antes” Descanso,
hago una pausa en la emoción y prosigo: “Como
hiciste conmigo hice yo con los hombres. Arranqué de mi carne y de mi alma
cuanto pude y se los di. No me habías dicho que duele”.
En ese
dolor me inscribí con ansiedad apasionada en la política de la patria, en el
Movimiento al Socialismo, en el partido de los campesinos y originarios que
prometió servir a los hermanos, a los humildes excluidos de la sociedad nacional
disgregada, a realizar utopías liberadoras en un trajín de combate…antes de la inexorable
partida. Salí limpio, indemne después de cuatro años de desempeño legislativo
en el H. Senado de la República. Marché con los hermanos indígenas de Tupiza
por el altiplano andino para que se apruebe la nueva CPE. Al término, el altar
de mi conciencia envió mensajes de probidad y aplauso.
Me
encuentro a inicios del 2014. Han pasado otros cuatro años y la valoración
crítica es negativa en el contexto político. Ya no existe el equilibrio de
poderes que aconsejaba Montesquieu; el Estado de Derecho es virtual e imaginario.
Desde el Poder Ejecutivo se conculca la constitución elaborada y aprobada con
tanto sacrificio; ya no existe más el debate constructivo y los proyectos
llegan para aprobarse completos desde el Palacio Quemado, con comas y puntos
inmodificables. En la selva de Chaparina se golpeó y torturó a los hermanos
verdaderos indígenas del TIPNIS y a pocas semanas se asesinó a un gran
ciudadano José María Bakovic con arma mortal de 76 inaceptables juicios; la
siembra cocalera en los parques nacionales prosigue sin contención alguna, la
corrupción y el narcotráfico son evidentes, y la maltrecha imagen de la Patria
no encuentra cirujano plástico que la redima de su fealdad actual.
Y paro
de contar más estropicios y mi resentimiento para no pecar de pesimista en mi
relato biográfico, que humilde importancia tiene y no mayor valor confesional
que la sinceridad de los recuerdos.
Todo esto,
querido ciudadano, es una breve página pictórica de la historia personal de
quien pretende ser un personaje inolvidable para quienes osaron y tengan la
inquietud de aproximarse a mis orillas, y, por supuesto, lo hagan con extremada
benevolencia.
Gastón Cornejo B.
Cochabamba, mayo de 2014.
Resisto no incluir
la entrevista que me hiciera mi querido amigo Willy Flores Medina a inicios del
año 2006, no tanto por el generoso contenido de sus palabras sino para expresar
la nostalgia que siento ante su ausencia definitiva y cruel, para exaltar su
obra de gran comunicador y de mejor ciudadano. Hace apenas un breve tiempo convocó
a sus amigos para despedirse, para anunciar que cesaba su actividad de escritor
y crítico. Ahora, vigilante desde el seno de Dios, observa el devenir de la
Patria en sus avatares de equivocada política. En su homenaje, bendito sea, también
persistiremos con la adarga y el escudo del Quijote, armados, luchando contra
las aspas de molinos imaginarios enemigos que se oponen al futuro feliz de la
humanidad.
PAISAJE
BIOGRÁFICO INTERIOR DE GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ
WILLY
FLORES MEDINA.
En el Reader's Digest leíamos un particular
capítulo que se llamaba MI PERSONAJE INOLVIDABLE que entretenía y educaba con
biografías mensajeras de valores humanos descollantes. Hoy nos referimos a
GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ amigo y colega de ansiedades patrióticas, un personaje
inolvidable que apreciamos por su intelectualidad, y la trascendencia de sus
acciones constructivas. Le he solicitado nos describa algo de su paisaje
interior y el marco de humanismo que cultiva. No es nada casual, es un Senador
electo por Cochabamba, nada podrá cambiar esa parte de la historia política del
país; por ello presentamos un relato de su conciencia, evocando en gruesas
pinceladas su propia historia y el resumen de sus pasiones nacionales. Les
saluda, Willy Flores-Medina
Así de fluido fue el relato de Gastón,
tertulia que continuó con su incontenible entusiasmo y detalles de su agenda
electoral. Solicitudes, consejos médicos, recetas, y apoyo a fieles amigos y
servidores parece ser la marca vital de este galeno trovador de letras y
esperanza que representó en la Cámara Alta al país, según su convicción amplia
de Nación. Un pensador, un maestro y un virtuoso de ambiciones para la justicia
social; será sin duda un refugio poco común en la desafiante y trascendental
política boliviana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario