sábado, 7 de junio de 2014

¡MI PAISAJE INTERIOR!


¡MI PAISAJE INTERIOR!




"Nací último al interior de una típica familia cochabambina. El padre biológico fue un chacarero, trabajador y cuidadoso en conservar principios educativos superiores. Raza de bronce y originario, fue el señor patrón “raja-diablo” del Medioevo regional. Acostumbrado a ordenar y a imponer su voluntad sobre otros seres, cubrió su periplo humano hasta la senectud; fue un centenario con equilibrio psicológico y jerarquía.
La madre, supeditada a él desde pequeña, aprendió a luchar por la existencia; de niña huérfana pasó a patrona siendo aún adolescente. De inteligencia viva ordenó y construyó un hogar modelo a pesar de la diversidad de los caracteres psicológicos de cada integrante en la familia, poseía un gran carácter y una fuerte pero rica personalidad.
El padre espiritual, el alter ego, el maestro, el referente modelo de existencia, se llamaba Alberto Cornejo Solíz; un ser maravilloso pletórico de bondad y de poesía. Fue el hijo mayor y tenía una historia extraordinaria de sucesos: socialista, soñador a ultranza, maduró su existencia imaginando un mundo feliz, aquel que imaginó Alex Munthe. Un nuevo planeta adobado de ingredientes estructurales donde la sociedad humana privilegiará los mejores valores espirituales. Vladimir Ilich Lenin repetido y renovado construyendo el neo-Marxismo y la dialéctica científica del brazo de Mario Rodríguez Cobos, SILO,  enriqueciendo con su neo-humanismo contemporáneo el “Camino” y “Humanizando la Tierra”. Habrán multiplicados Nerudas floreciendo en poesía, la inteligencia puesta al servicio humano, y el poder íntegramente entregado al pueblo en su necesaria Democracia. Luego, la justicia social, el Comunismo en su etapa superior enriquecido también con el bello mensaje de Jesús, el carpintero Dios. Ese fue su ideario político, su herencia ideológica que plasmó en mi existencia. Mas, Alberto, siempre asumió, cual Beethoven, que la bondad es la virtud mayor; también el apego respetuoso a la Naturaleza, por ello fue admirador amanuense del gran panteísta Man Césped. Con él aprendí a recitar el notable verso regional: "Madre Naturaleza… vuélveme árbol y seré como esos seres imperturbables y sencillos. Y como ellos sólo amaré la luz y no tendré otro deseo que el agua clara…". En la humildad de su niñez e infancia emergió gigante como Hombre de Leyes, docente universitario y alcanzó a Decano y Rector e la Universidad Mayor de San Simón. Maestro y benefactor sublime. Lo recuerdo con amor filial y cuando se requiere construir la Patria renace en mi corazón.
Retornando a mi historia, logrado el Bachillerato en el Colegio de La Salle, partí a Chile para cursar la formación universitaria a doctorarme de médico…”para servir a los pobres” sentenciaba Alberto, el educador. En Santiago conocí la pobreza, bajo los puentes del Mapocho y en las poblaciones callampas de miseria. Allá hice mía la ideología socialista del pueblo obrero de Chile. Aprendí a amar la poesía de Pablo Neruda, de Gabriela Mistral, de Vicente Huidobro y ya médico cirujano, trabajé en la Pampa Grande nortina (antiguo Litoral de Atacama boliviano) donde comprendí el valor del obrero minero del salitre, lo amé y serví en su pobreza y en sus ansias de justicia. Fui recompensado con su abierta gratitud.
Me incorporé a la legión de luchadores de la izquierda con Allende, el presidente inmolado; con Lafertte, el dirigente del salitre, con Volodia Teitelboin el gran escritor. Y retorné a la patria donde aprendí a reconocer la significación de la política partidaria, nefasta, pues una noche me echaron de Guabirá, familia y todo, por haber trabajado con absoluta honestidad y haber descubierto la corrupción en salud que perjudicaba a la empresa de la Corporación Boliviana de Fomento; fui declarado “enemigo de la clase trabajadora” por la asamblea sindical dirigida por un dirigente de los clásicos del MNR. Fue una reacción interesada e innoble organizada por las autoridades del partido de la “revolución” y secundada por Hugo Bánzer, entonces presidente de la Cámara Júnior.
En Cochabamba, atendí y cerré los ojos a todos mis mayores entrañables, los padres Donato y Carmen; los hermanos del corazón Alberto y Lily. En mi ciudad natal emprendí el camino profesional de cirujano entregado al servicio de los asegurados en la Caja Nacional de Salud, me convertí en un obrero más de la salud socializada. En la institución ascendí hasta ganar la Jefatura de Cirugía y la Dirección Regional, mediante concursos y exámenes de competencia que no siempre fueron respetados.
En la Universidad Mayor de San Simón logré, en una larga carrera de concursos y exámenes periódicos, cumplir 42 años de docencia apenas interrumpida unos meses por la transferencia de trabajo al Hospital Obrero Nº 1 de La Paz. Cuando me jubilaron en la CNS, fui invitado a ocupar el cargo de Jefe del Departamento de Cirugía en la facultad de medicina. Entonces  gané otro titulo de Magister en Educación Superior en Salud; presidí el primer Comité de Bioética facultativo, debí llegar a Decano, en la elección entre el suscrito y el Dr, Alfredo Arnéz, gané en votos docentes pero perdí por 15 votos de estudiantes; trabajé intensamente dedicado a una educación constructivista hasta el descanso pedagógico forzado ordenado por un decano elegido que a pesar de ser familiar próximo, hirió administrativamente mi sangre y el de mi primogénito.
Ocupé cargos jerárquicos como Presidente y Fundador Nacional de varias instituciones científicas: Sociedad Boliviana de Cirugía, Sociedad de Historia de la Medicina, Academias de medicina y cirugía. Titular del Medio ambiente (CODAC), Presidente de la Unión de Poetas y Escritores de Cochabamba y de la Sociedad Boliviana de Escritores (SODESBO). Por esa actividad publiqué numerosos artículos científicos y de otra índole en revistas nacionales y extranjeras.
El amor a la poesía, a las letras y al ensayo reflexivo me inclinaron, para siempre y desde pequeño, al arte literario. Pero, sobre todo, soy cultor de la Bioética, la ciencia moral que relaciona, en puente de enlace, la medicina con todas las artes y ciencias de la vida. He practicado como Senador la biopolítica y he estudiado con placer la filosofía, la antropología, la sociología. Gracias a la Bioética he conocido a los seres más vigorosos de espíritu en todos los países de nuestra América, y también, en la península Ibérica, valores humanos con quienes cultivo mensajes de fraternidad que enriquecen el espíritu; nombro a Oswaldo Chaves de Ecuador y a Ludwig Schmidt de Venezuela, los grandes maestros sobresalientes.
A los pies del Aconcagua, en la frontera de Chile y Argentina, escuché la bella arenga de SILO, Mario Rodríguez Cobos, el creador del Neo Humanismo, continuador del Nobel Prigogine; con él gané hermanos humanistas en todos los continentes, se trata de otra línea de siembra y cosecha.
Desde Brasil me llega semanalmente lecciones de espiritualidad del Maestro Leonardo Boff, mi guía en la búsqueda y el encuentro con Dios y con el renovado mensaje cristiano.
Diariamente me contactan almas buenas como Hugo Bilbao La Vieja Antezana, un profesional  que fue Juez recto, probo y sabio. Desde la UNESCO se allegó a mi alma otra amistad selecta, Fernando Laredo Aguayo, riquísimo en experiencias diplomáticas y en cultura enciclopédica. Desde Rosario, Argentina un primo hermano médico Julio Rodríguez Arauco, me envía su voz sonora de arpegios e incitaciones a la investigación y al afecto. Desde la Capital de Bolivia, Sucre, un entrañable colega, cultor de la historia y de la ciencia, el Dr. Antonio Dubravcic Luksic departe conmigo maravillosas páginas de la historia nacional. En Cochabamba, seres dignos como Arturo y Eduardo Galindo Granchand, Jaime Aparicio Quiroga, llenan mi existencia de sabrosa amistad. Y multitud de seres de privilegiados valores, integrantes de la Unión de Poetas y Escritores, de la Sociedad de Geografía e Historia, me otorgan sentido a la existencia; entre las relevantes nombro a Guillermo Razo, Gaby Vallejo, Jaime Zabaleta, Oscar Arze Quintanilla y a los tan queridos ausentes Mario Lara López, Martha Urquidi Anaya, Washington Vargas Fano, y tantas maravillosas personas que poblaron mi ciudad interior y que continúan vigentes ofreciéndome sus afectos. 
Soy inmensamente feliz en el sagrado hogar, agradecido a una dulce compañera María Teresa Reyes Blanco, integrante de una familia de nobleza moral y raíces de historia nacional fecunda. Mi esposa se distingue por tener una personalidad rica en armonía psicológica, solicitud afectiva y notoria inteligencia; ella supo educar a los hijos primeros en santidad de amor, y me regaló otros dos tesoros de sobresaliente profesionalidad. 
Describo también otros tesoros: Lily Florencia, estudió sociología, desde pequeña maternal, trabajadora y pródiga en virtudes; Gastón Marcelo, cirujano artista, de alma bondadosa, laborioso e infatigable cirujano; María Lourdes, médica y cirujana de habilidades artísticas, valiente y digna; Alberto, eficiente abogado entregado a la Fiscalía en Santa Cruz, gran figura de alma tierna; Daniel, ingeniero, de superior inteligencia y práctica profesional; Andrés, novel arquitecto de bonhomía, ternura y simpatía incomparables. Una esposa, seis hijos de bien y nueve nietos en crecimiento que llenan las páginas del amor en mis vivencias personales.
Cuántos triunfos y cuántos fracasos registrados en mi periplo vital. No hubo alternativa en la profesión: la salud triunfante o la muerte en la derrota; y siempre en torno mío la pesada cruz que porta el cirujano sobre la espalda, en la permanente lucha contra el dolor y el sufrimiento.
Y en la brega diaria, la apremiante necesidad de contar con herramientas útiles mediante el estudio y el esforzado aprendizaje cotidiano, burilando la arcilla humana, mientras mente y corazón aplastan a la bestia que cargamos dentro y que pugna por salir constantemente; lo primitivo de nuestra filogenia.
El tiempo terco e inexorable fue dejando huellas de maduración y entereza en mi figura humana; los deltoides y las aletas dorsales, otrora  magníficas, hoy se revelan escuálidos; la columna dorsal tiende a inclinarse y los pasos marciales de antaño entran en marcha forzada de difíciles apremios. El cristal de luna del espejo declara inmisericorde el avance inexorable de un camino sin retorno, las canas protestan su presencia, una por cada dolor en la transfiguración que anima las preocupaciones cotidianas. Al evocar a la madre definitivamente ausente, no puedo dejar de evocar a Constancio Vigyl en su “Erial”: “La vejez viene hacia mí, viene con tu mismo andar, me mira con tus ojos Yo pienso que eres tú misma; tú que vienes a buscarme y me encuentras donde me dejaste, eres tú madrecita que me miras y me quieres como antes” Descanso, hago una pausa en la emoción y prosigo: “Como hiciste conmigo hice yo con los hombres. Arranqué de mi carne y de mi alma cuanto pude y se los di. No me habías dicho que duele”.
En ese dolor me inscribí con ansiedad apasionada en la política de la patria, en el Movimiento al Socialismo, en el partido de los campesinos y originarios que prometió servir a los hermanos, a los humildes excluidos de la sociedad nacional disgregada, a realizar utopías liberadoras en un trajín de combate…antes de la inexorable partida. Salí limpio, indemne después de cuatro años de desempeño legislativo en el H. Senado de la República. Marché con los hermanos indígenas de Tupiza por el altiplano andino para que se apruebe la nueva CPE. Al término, el altar de mi conciencia envió mensajes de probidad y aplauso.
Me encuentro a inicios del 2014. Han pasado otros cuatro años y la valoración crítica es negativa en el contexto político. Ya no existe el equilibrio de poderes que aconsejaba Montesquieu; el Estado de Derecho es virtual e imaginario. Desde el Poder Ejecutivo se conculca la constitución elaborada y aprobada con tanto sacrificio; ya no existe más el debate constructivo y los proyectos llegan para aprobarse completos desde el Palacio Quemado, con comas y puntos inmodificables. En la selva de Chaparina se golpeó y torturó a los hermanos verdaderos indígenas del TIPNIS y a pocas semanas se asesinó a un gran ciudadano José María Bakovic con arma mortal de 76 inaceptables juicios; la siembra cocalera en los parques nacionales prosigue sin contención alguna, la corrupción y el narcotráfico son evidentes, y la maltrecha imagen de la Patria no encuentra cirujano plástico que la redima de su fealdad actual.
Y paro de contar más estropicios y mi resentimiento para no pecar de pesimista en mi relato biográfico, que humilde importancia tiene y no mayor valor confesional que la sinceridad de los recuerdos.
Todo esto, querido ciudadano, es una breve página pictórica de la historia personal de quien pretende ser un personaje inolvidable para quienes osaron y tengan la inquietud de aproximarse a mis orillas, y, por supuesto, lo hagan con extremada benevolencia.









Gastón Cornejo B.
Cochabamba, mayo de 2014.




Resisto no incluir la entrevista que me hiciera mi querido amigo Willy Flores Medina a inicios del año 2006, no tanto por el generoso contenido de sus palabras sino para expresar la nostalgia que siento ante su ausencia definitiva y cruel, para exaltar su obra de gran comunicador y de mejor ciudadano. Hace apenas un breve tiempo convocó a sus amigos para despedirse, para anunciar que cesaba su actividad de escritor y crítico. Ahora, vigilante desde el seno de Dios, observa el devenir de la Patria en sus avatares de equivocada política. En su homenaje, bendito sea, también persistiremos con la adarga y el escudo del Quijote, armados, luchando contra las aspas de molinos imaginarios enemigos que se oponen al futuro feliz de la humanidad. 
PAISAJE BIOGRÁFICO INTERIOR DE GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ
WILLY FLORES MEDINA.
En el Reader's Digest leíamos un particular capítulo que se llamaba MI PERSONAJE INOLVIDABLE que entretenía y educaba con biografías mensajeras de valores humanos descollantes. Hoy nos referimos a GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ amigo y colega de ansiedades patrióticas, un personaje inolvidable que apreciamos por su intelectualidad, y la trascendencia de sus acciones constructivas. Le he solicitado nos describa algo de su paisaje interior y el marco de humanismo que cultiva. No es nada casual, es un Senador electo por Cochabamba, nada podrá cambiar esa parte de la historia política del país; por ello presentamos un relato de su conciencia, evocando en gruesas pinceladas su propia historia y el resumen de sus pasiones nacionales. Les saluda, Willy Flores-Medina
Así de fluido fue el relato de Gastón, tertulia que continuó con su incontenible entusiasmo y detalles de su agenda electoral. Solicitudes, consejos médicos, recetas, y apoyo a fieles amigos y servidores parece ser la marca vital de este galeno trovador de letras y esperanza que representó en la Cámara Alta al país, según su convicción amplia de Nación. Un pensador, un maestro y un virtuoso de ambiciones para la justicia social; será sin duda un refugio poco común en la desafiante y trascendental política boliviana.  











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